Para Ardelia
La oscura noche me
llama,
mi doncella aguarda
a mi corazón,
la vida se me escapa.
No quiero otro día aquí
pues no me logro concentrar
no puedo, pues no
tengo su mirar
solo aguardo la noche
para soñar.
Sueños contigo mi dama
sueños de nosotras
existiendo por una eternidad
mis noches son mis días
los días son mis agonías.
Agonías de no verte
de no oírte,
de no sentir tus manos
rezagadas en mis
pechos.
Mi alma se desnuda en
las noches
ansiando el contacto
de tus labios,
y una melancolía acecha
en mis días
de no verte jamás.
De no acariciarte en
medianoches
iluminadas tenue por
luna prístina,
de no albergar cariños
tiernos,
ni contemplar en tus
ojos la belleza de tu alma.
Ya el frío invernal
Azota mi desdichado
lecho
cuando partiste de mi pecho
ya lagrimas derramó
por ausencia.
Deseando sueños
inmortales
de volver a susurrar;
Ardelia
y me respondas con
besos,
tiernos besos.
¡Ardelia! Mi esposa
amada
aun cuando mi inverno
es largo
tu recuerdo calienta
nuestro lecho,
queriendo a tu lado descansar.
Perdida me encuentro
en este universo
buscando un paso
para alcanzar tu
encuentro.
Ya solitaria, deseo ya
la negra sombra
que cubra mi lóbrega
morada,
y que la seductora y esquelética
abrace mi pobre alma
desdichada,
para ver en sus labios tu dulce sonrisa,
sabiendo que después
del agónico segundo
estaré ya con la
gemela de el alma mía.
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